¿Qué es el capitalismo salvaje? La era de la estupidez

18.05.2014 13:06

"Nuestra economía enormemente productiva pide que hagamos del consumo nuestra forma de vida, que convirtamos la compra y uso de los bienes en un ritual, que busquemos nuestra satisfacción espiritual, nuestra satisfacción del ego, en consumo. Nosotros necesitamos cosas consumidas, quemadas, reemplazadas y descartadas a paso acelerado”.

La premisa pasada  corresponde a Víctor Lebow, quien junto a Adam Smith, construyó las bases del Capitalismo de consumo, neoliberalismo, economía de mercado, capitalismo salvaje y recientemente capitalismo humanitario (que pueden fácilmente ser símiles a la lógica social demócrata, socialismo del Siglo 21 y economía de reciclaje).

El punto directriz del presente ensayo es tomar las palabras de Noam Chomsky, quien resalta el concepto de re significación para usos de las grandes empresas y del sistema hegemónico.

Chomsky toma el concepto de globalización y afirma que percé es un concepto sano, puesto que involucra canales de comunicación ligados a las TIC que buscan el desarrollo de los sectores que antes estaban marginados o excluidos. En la globalización percé, cercana a la Aldea Global de McLuhan, se estima que la sociedad es una sola y jala para el mismo lado, reduciendo necesidades de grupos vulnerables en un intercambio franco de productos.

Sin embargo, este concepto que en principio es positivo se vuelve irracional a medida que las grandes empresas utilizan la globalización para intereses particulares. Globalización en cuanto a beneficios de los grupos de poder y ya no por regiones, sino por seres humanos y transnacionales.

Coca Cola, por ejemplo, ya no es una empresa estadounidense porque gracias a la globalización tiene empresas en todos los puntos del planeta, especialmente en los lugares donde el trabajador es más explotado y tiene menos derechos.

La globalización bajo el marco capitalista salvaje tiene por un lado esta suerte de tras nacionalidad. Sin embargo, también se dedica a buscar mejores oportunidades a través de economías de libre mercado, que permitan la reducción de aranceles en beneficio del extractivismo de materia prima y del ingreso de productos elaborados, muchas veces atentando con la seguridad alimentaria e introduciéndose al mercado con una fuerza monopólica que se instaura en planos comerciales y sociales sobre Mipymes que no tienen los recursos para competir.

En Tumbaco, pueblo donde vivo, tengo un claro ejemplo. En la calle principal del lado izquierdo por años estuvieron locales de pollos fritos, en total existían tres locales que daban empleo a alrededor de 30 personas y que sobrevivían puesto que la gente, al no tener un monopolio, escogía democráticamente donde comer. Los locales daban mejores promociones, mejoraban la calidad y se esforzaban más para vender lo cual beneficiaba al consumidor.

Esta lógica terminó cuando KFC se colocó frente a la calle de estos tres restaurantes de pollo frito. El local eliminaba el aura de la exclusividad y apostaba al consumismo. También, tenía una publicidad demoledora y para los habitantes les parecía de mayor estatus comer en KFC, que en esos locales pocos conocidos. El resultado fue que estos tres locales de pollo frito sufrieron grandes pérdidas y la mayoría de gente ahora come en KFC. (Estos locales han tenido suerte, pues todavía el capitalismo salvaje no llega a este lejano lugar con toda su fuerza, pero sin duda de seguir la tendencia estos tres lugares desaparecerán).

 

Esto es lo que plantea el concepto de la globalización, pero ¿por qué la sociedad permitió que esta realidad llegue a extremo que pocas personas generan productos que nosotros consumimos de buena gana y a veces en desmedro de nuestra cultura? Es decir por qué preferimos KFC al pollo frito del vecino…

Capitalismo salvaje

Alguna vez te has preguntado por qué tienes tanta necesidad de cambiar un celular que lo compraste hace apenas 6 meses. La respuesta es porque los productos son generados para ser desechables.

Esto no es gratuito, la sociedad líquida pregona que la lógica de mercado debe ser finita y constantemente cambiable. El modelo económico es de una constante compra en beneficio de unos pocos.

En papel blanco

En papel blanco la lógica del mercado del capitalismo salvaje dice: la materia prima se extrae, luego se realiza una manufacturación, posterior llega al intermediario, que llega al ciudadano y finalmente el producto se recicla para volver a ser vendido.

EN LA PRÁCTICA

Extractivismo

Extractivismo significa sacar los productos naturales renovables y no renovables. Los renovables son tales como la madera o el agua, porque están en constante generación, y no se agotan.

No renovables básicamente son la minería y el petróleo. Estos productos una vez extraídos no tienen posibilidad de regenerarse, es decir son finitos. Por supuesto, la ventaja de estos últimos productos es que son más apetecidos porque son menores y además no necesitan de tiempo, por ejemplo esperar que un árbol vuelva a crecer.

Por eso en las últimas décadas la economía a nivel global es básicamente extractivista de recursos naturales no renovables. Sin embargo, el extraer estos recursos ya representa un impacto para la naturaleza puesto que un campo de petróleo, por ejemplo, necesita de un vasto sector que altera directamente al ecosistema.

El problema fundamental es su finitud y por eso en los últimos años se han venido practicando economías emergentes que apuestan más al cambio de la matriz productiva generando nuevas escalas de productos.

Por años la economía no petrolera se basó prioritariamente en monocultivos, pues son los que generan mayor producción. Sin embargo, el problema es que los monocultivos queman la tierra, por eso muchos sectores antes verdes son desiertos.

Sin embargo, lejos de planificar una cultura más diversa, las grandes empresas imponen la lógica de la producción en masa, puesto que genera mejores resultados en la extracción. A veces para lograr estos cometidos se utilizan transgénicos, que reducen el nivel de vitaminas pero aceleran el proceso de crecimiento de plantas y animales. Básicamente un transgénico es un químico y el químico introducido en una planta en el futuro será el que consuma un ser humano.

Decíamos que algunos Gobiernos impulsan una lógica más humana en el extractivismo, pero las políticas ambientales y de producción son muy limitadas en comparación con los intereses de las grandes empresas, que diariamente depredan los sectores naturales, especialmente en sectores periféricos, puesto que los países considerados grandes ya han eliminado gran parte de sus zonas verdes, afectando el estilo de vida de miles de personas que al ver eliminado sus recursos deben convertirse en proletarios de un sistema capitalista.

Manufacturación

Qué es básicamente un proletario. Se trata de un ser humano que no tiene los recursos de producción expresados anteriormente, en muchos casos porque se les quitó paulatinamente con políticas instauradas por Gobiernos que en el pasado defendieron los intereses del capital y por ser también dueños de las grandes empresas.

Ahora el proletario, por la necesidad de satisfacer sus necesidades básicas, tiene que asistir a su lugar de trabajo y empezar con un proceso laborar y de explotación sistemática en lo que Marx llamó la plusvalía.

El principal problema en este inciso se llama propiedad privada, puesto que a pesar de ser el mundo para todos y todos ser dueños de lo que hace la naturaleza, tenemos que alienarnos al jefe de la empresa, que por tener dinero, o el capital, compró los recursos naturales.

Es más, el empleado que cultiva la tierra o corta la madera y el que elabora la mesa de esa madera tienen que renunciar a esa apropiación de su fuerza laboral, pues la plusvalía traspasa ese esfuerzo a bolsillos del empresario, que en términos pragmáticos no hace nada en el proceso de producción más que “liderar”.

La ley de la competencia hace que el empleado no pueda reclamar sus derechos pues si bien recibe una paga escasa, siempre existirá una persona que esté dispuesta a trabajar el doble por la mitad del sueldo.

Un problema final en este punto tiene también que ver con el problema ambiental, pues al igual que en la fase de extractivismo, en esta fase de producción también se apuesta por la elaboración en serie de productos, tal como lo pregonó la Revolución Industrial. Los productos elaborados en masa son más rápidos de hacer que los artesanales. Para lograr los productos en masa se necesitan de tóxicos que son materias necesarias para esa producción y en beneficio de crear en masa se depredan los recursos ya no solo naturales, sino de humanos que son desechables en cuanto bajan su nivel de producción. Recordemos también que cada vez más las personas son reemplazadas por máquinas que elaboran los productos más rápidos.

Finalmente, no olvidemos que la lógica de este mercado es efímera y ante la necesidad de reemplazar rápidamente los productos, se deben utilizar materiales desechables como el plástico, por ejemplo, que entre otros aspectos es una de las fuentes más contaminantes que existe.

Intermediario

El producto está terminado y listo para ir al intermediario, que en este caso es el Supermercado, la franquicia de un restaurante o cualquier empresa monopólica que no ofrece la oportunidad para que productos artesanales salgan al mercado. Básicamente porque los productos artesanales son más caros y más lentos de hacer. (si alguien prefiere lo artesanal lo hace en una suerte de consumo exótico y que en la práctica es muy desigual al consumo en masa).

El por qué los productos en masa son más baratos se entiende porque la depredación tanto natural como humana, en lo que se llama la cosificación del trabajador en su naturaleza desechable, hace que los costos en el producto final baje. No existe competencia frente al pollo frito de la esquina y es más atractivo para el consumidor porque constantemente recibe mediante los medios de comunicación publicidad de lo que tiene que comprar.

Aquí el papel del marketing es esencial, puesto que es el encargado de crear necesidades que no existen, por ejemplo, comprarse unos zapatos de marca, cuando unos simples pueden ser suficientes.

Para concebir esta necesidad que antes no existía casi siempre se alude al tema del prestigio y de los deseos. Por ejemplo en la propaganda de una crema dental, el enfoque detrás de la publicidad nos dice que tener dientes limpios no hará más felices y podemos tener mujeres a nuestro alrededor y en general ser más populares.

La lógica de la compra siempre nos estimula al deseo del prestigio frente a las otras personas. Por eso en los publirreportajes siempre se pone la diferencia entre el aburrido que no tiene el producto y se lo representa en blanco y negro versus el alegre y feliz (incluso atlético y bien acompañado) sujeto que compró el producto y cuya imagen está a colores.

El consumidor aquí aparece como el eslabón que sirve para mover la economía del mercado mediante la circulación del capital. El sujeto necesita tener prestigio y en esta sociedad el prestigio se mide en base a cuanto consumes y que tan frecuentemente lo haces.

Por eso gracias a la publicidad que nos recuerda lo infelices que somos, consumimos siempre. Nos volvemos cosificados en cuanto no reaccionamos a los productos que se nos ofrece. Constantemente nos endeudamos para seguir consumiendo y gastando.

El problema es que casi siempre el deseo por la compra es mayor al producto comprado, por lo que la solución es seguir consumiendo. Ir al 

 
 

centro comercial causa placer, nos sentimos reconocidos.

Aunque también se generan sujetos irreflexivos y técnicos, pues al necesitar cancelar la deuda de lo que compramos, nos vemos en la obligación de dedicar menos tiempo al ocio (la meditación de nuestro entorno) para sacrificarlo y volvernos máquinas que producimos. A veces no somos capaces siquiera de disfrutar lo que compramos, pues pasamos todo el tiempo en nuestro trabajo.

Reciclaje

Finalmente el ciudadano en base a su necesidad de consumo para ser reconocido compró el producto, pero este al tener el carácter de desechable debe ser sustituido rápidamente, puesto que el celular que compramos hoy no se compara al que saldrá en el mercado en 6 meses.

El no actualizar nuestro celular nos hará ver frente a la sociedad como personas de poco valor, pues no tenemos la capacidad de consumo que exige la sociedad.

Por eso compramos el nuevo celular y ¿el anterior? Pues en la mayoría de los casos se vuelve chatarra que acumula los hogares y cuando el hogar ya no permite tener más basura nos vemos en la obligación de botarla en basureros. Esto funcionó bien por un tiempo, pero ante la desesperada necesidad de eliminar la basura, que estorba en las ciudades, se generó la palabra reciclaje.

Aunque reciclar es bueno, nuestra contaminación es mínima frente al gran problema que se encuentra en las fábricas que son la causa de la contaminación a gran escala. Finalmente, muchas cosas no se pueden reciclar y se evaporan a veces en fábricas o a veces en basureros que al degenerarse producen más contaminación y posteriores enfermedades.

Este es el esquema fuera del blanco y negro. La globalización lo único que hizo fue maximizar esta realidad e impactar de forma más rápida mediante la economía de libre mercado que en la Unión Europea generó la crisis para muchos países al igual que la reciente crisis que vive en Colombia que confiaron en los sistemas capitalistas norteamericano y ahora padecen con pobreza, desempleo (que devienen de la tecnificación, monopolios y falta de recursos naturales).