La Arquitectura del lenguaje, desde Noam Chomsky
“El lenguaje de hoy no es peor que el de ayer. Es más práctico”, Noam Chomsky.
Uno de los problemas del lenguaje es que no ha tenido un campo de estudio profundo, una suerte de meta lenguaje. Noam Chomsky tal vez es uno de los pocos personajes que se ha interesado de una forma genuina a entender aspectos que se daban por sobreentendidos en la arquitectura del lenguaje.
Tomaremos por segunda semana consecutiva en nuestro blog a Chomsky, pero esta vez con sobra de merecimiento (sí, incluso más que la anterior ocasión), pues este autor comprendió que el lenguaje, que tanto ha servido como herramienta del poder, no ha sido examinado desde parámetros internos. Términos como el fonema o el iunaturalismo no son explotados en el debate académico como se merece.
Justificado este punto, entremos a la mentalidad de Chomsky, quien construye el concepto de gramática generativa. Considera que el lenguaje tiene que servir para transmitir conocimientos y no para ocultarlos. Dice que muchos profesionales para encubrir su negligencia apelan a terminologías que en ocasiones pueden ser oscuras. Son solo simulacros que encubren innecesariamente al conocimiento.
Bajo este presupuesto, el mismo explicará su lógica de la construcción del lenguaje desde un plano simple. Comenzará indicando sin tapujos que el lenguaje es natural y con esto quebrará a la mitad de sus opositores.
Dirá que el ser humano tiene en su cerebro, como parte natural, un área en la cual se desarrolla el habla y los códigos, que en lo posterior usará para su defensa y crecimiento (es decir la construcción de su personalidad).
Por eso es impensable, más allá de la teoría darwinista, que un animal pueda hablar en tanto estos animales manejan en su estructura de lengua otros códigos totalmente diferentes al humano e innecesarios bajo su contexto social. Dirá que más allá de simple o complejo; los códigos de los humanos y el resto de los animales (en diferentes escalas) son diferentes.
No obstante, ya en el crecimiento del ser humano se apelará, como lo predicará Habermas en su teoría del iunaturalismo, a construcciones sociales devenidas del contacto familiar y social. Esa marca construye la personalidad de las personas. El iunaturalismo se establece como forma de defensa, organización social y códigos de relaciones interpersonales en favor de la sobrevivencia del ser.
Pongamos el caso hipotético de un niño. El niño nacerá dentro de su naturalidad, por así decirlo biológica, con la capacidad de desarrollar el lenguaje. Entonces con esa lógica de aprehensión no le costará nada al niño aprender el concepto A, cosa que un simio por ejemplo, no lo pudiera hacer nunca, porque el concepto A no está dentro de sus prioridades para su sobrevivencia.
El concepto A se forjará en tanto este sea el grupo de ideas que su familia lo estimule a aprender, pero también en base de los gustos, que en muchas ocasiones se generan desde el embarazo. A solo será aprendido en tanto el niño de veras quiera aprender A y eso suele ser común en tanto los genes.
Entonces el niño según eso decidirá aprender A o B (aunque esto sea menos común). Supongamos que aprendió A. El niño habrá construido una primera fase de su construcción de la personalidad.
Pero esta se completará cuando vaya hacia el exterior (y aquí insiste Habermas). Un niño de 5 años que vaya a jardín de infantes o a la escuela, y que maneje el concepto A encontrará niños que manejen el concepto C, D, E, F, etc.
No es que el niño renuncie a A, sino que de una forma barroca los funde. Si el niño de 5 años que maneja A simpatiza con su par que maneja D creará su personalidad en base a AD. Por supuesto, sí existe feedback positivo el niño que manejaba D adoptará también gestando DA o AD según el grado de influencia.
Es lo que llamamos la esencia, esa A que tenemos que luego se convirtió en AD y que en el futuro puede constituirse con esquemas más complejos de ADG y luego de ADGH por ejemplo, según las relaciones con otras personas o grupos de personas. El ser humano en algún punto puede abandonar A pero esto suele ser difícil y en la mayoría de los casos no se pierde, es casi una suerte de patología.
Vemos que el lenguaje se construye en el individuo, pero siempre por dos factores iniciales, el gusto y el dominio de lenguaje, que como repetimos, según Chomsky, es natural. Esta suerte de construcción simplemente debemos llevarla hasta una escala más externa.
Por ejemplo, el contexto social pondrá fonemas más grandes o más pequeños según su razón social. Es así que según la cultura, por ejemplo, la latina y la estadounidense, la misma oración tendrá diferentes niveles de voz. Esto sucede porque la construcción social estadounidense, y sin caer en imaginarios, es más fría que la latina.
De esta forma es como Chomsky concibe al lenguaje, algo natural, innato al ser humano que se va forjando en tanto las necesidades de una sociedad y claro, se va transformando a lo largo del tiempo con la incorporación, modificación o exclusión de palabras. Una geometría del lenguaje cuya exploración continúa en ciernes.