¿Socialismo del Siglo 21?

28.05.2013 17:14

Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo”, Karl Marx.

En el ámbito epistemológico tal vez una de las interrogantes más grandes que existe en la actualidad es descubrir conceptualmente qué es socialismo del siglo 21, pues no existe una teoría asentada sobre la intención de lo que es esta tendencia, que es programada en muchos gobiernos de América del Sur.

El primer acercamiento para descubrir que es el Socialismo del Siglo 21 está en Marx, cuando realiza el análisis del Materialismo Histórico Dialéctico y establecerá las correlaciones de poder que determinan la historia Europea. Como punto cumbre de su tesis señalará que las relaciones de producción solo se modifican con la lucha de clases que implica el cambio de paradigmas en base a modelos de producción establecidos.

Entonces, bajos esta premisa, ¿podemos advertir que el Socialismo del Siglo 21 es un nuevo modelo que supera al capitalismo moderno y post moderno?

La respuesta no necesita mayor indagación (al menos desde un ámbito dogmático) y pese a la frase del Presidente Rafael Correa lo cierto es que en Ecuador y en general en América del Sur no estamos viviendo un cambio de época y este llamado Socialismo del Siglo 21 es más bien una época de cambios.

Pues si nos ceñimos a los planteamientos marxistas, el neoliberalismo, aunque derrocado, no implica un cambio del capital a los ciudadanos como lo apostaría un modelo socialista de antaño y que representaría un verdadero punto de quiebre estructural.

En Ecuador y en América Latina no hemos modificado la estructura y lo que vivimos es un cambio coyuntural que a mi criterio es positivo, pues ha sabido rescatar al ser humano, aunque con un creciente gasto público y de inversión en áreas de primera necesidad.

El concepto de Socialismo del siglo 21 no es nuevo si nos referimos al 18 Brumario de Marx, el cual establecerá casi proféticamente lo que sucede en este sector del planeta.

Sucede que en este escrito, Marx describe la culminación del feudalismo y en general de la Monarquía, pero no para pasar estar a manos de la sociedad, sino que el poder transita a otro sector del país que Marx lo llama pequeña burguesía. Una burguesía que maneja su dinámica económica en otros extractos que se basan en el capital, más no en la tierra.

Marx criticará fuertemente este criterio de pequeña burguesía, que también puede ser llamada social democracia, centro izquierda o, atreviéndonos a señalarlo, un socialismo del siglo 21, en nuestros tiempos actuales.

Marx no concibe el criterio de social democracia en cuanto considera que solo puede haber dos tipos de persona, el dueño del capital y el proletario. Por supuesto, Marx enfatizará en el repudio al concepto de plusvalía y reivindica al proletario como el que dueño de la producción y por tanto tiene que elevarse sobre el dueño de la empresa, que en definitiva es un explotador.

Por tanto, no caben intermedios y en este marco, Marx refutará a la social democracia. Sin embargo, desde una mirada más empírica y con un simple análisis veremos, y tomando de nuevo el ejemplo de América del Sur, que estamos viviendo en un estado en el cual la social democracia se ha instaurado y reina la región.

Sin caer en percepciones del “fin de la historia”, pero reconociendo el barroquismo progresivo debemos anular el concepto de socialismo y comunismo, que está prefigurado como izquierda, como los miraba Marx o Lenin. Ahora, vemos no solo una nueva izquierda, sino diferentes izquierdas.

Esto se nota.  La revolución bolivariana de Venezuela o Ecuador no se compara con la izquierda progresiva de Chile y mucho menos a la izquierda de Brasil, que ahora se alza como imperio en el ámbito económico, junto con China, otro país acaparador de capital y que se autodenomina como de izquierda.

Entonces la lógica de socialismo o de izquierda de Marx se ha modificado. Ahora, y mucho se debe al tema de globalización,  no se puede obedecer principios marxistas porque choca con el mercado y por ende con el capital.

En defensa a eso, la idea social democracia, también y podemos llamarlo así como capitalismo humano, viene enraizando conceptos menos tiranos que el neoliberalismo tanto en tratados de libre comercio, soberanía alimentaria o en el caso de Ecuador, como integración Andina.

Otro ejemplo más que nos pone en el tapete que el socialismo del Siglo 21 no es algo nuevo.

Partamos de nuevo en base al Brumario y de nuevo resaltemos que el Socialismo del Siglo 21 es el espacio de la pequeña burguesía.

En este escenario, coloquémonos en la Revolución Liberal. Una sociedad antes del 1885 regida por gobiernos casi fascistas como el de Ignacio de Veintimilla o el de Gabriel García Moreno.

En este escenario nace la figura de Eloy Alfaro, que de entrada es un pequeño burgués de Manabí. Este en base a la ayuda de los montoneros se abrió paso y logró derrotar a una derecha conservadora y proponer ideas como el laicismo. Pero ¿qué hay más allá de esto?

Por un lado, vemos que Alfaro tenía una ideología que en la actualidad se considera como de derecha. Solo que en esa época, con una cultura y una clase política ultra conservadora, sonaba a un discurso revolucionario. También notemos que Alfaro promueve el Ferrocarril, que es un símbolo de la Revolución Industrial y es meramente de carácter capitalista (más allá del desarrollo claro que significó para Ecuador este nuevo concepto, no obstante reitero que como símbolo en los países industrializados y el capitalismo naciente fue el ferrocarril). Por último, luego de la muerte de Alfaro, se implantó la era bancaria. Alfaro en palabras morochas acabó con el feudalismo y dio paso a la época bancaria. Pero esa lucha del pueblo al poder nunca se gestó, el pueblo jamás logró el poder.

No hay que quitar valía a Alfaro, pues tuvo que enfrentarse con una oligarquía dueña del país y logró derribar muchos preceptos. Sin duda, Alfaro inauguró la historia moderna del Ecuador. Es una revolución sin duda, como la revolución ciudadana; pero que en última instancia no cambio el modelo de producción. Pues las explotaciones se siguieron reproduciendo, solo que más normalizadas y por otros actores sociales.

Un último ejemplo que reitera que Ecuador ha vivido en base a estas revoluciones, que  solo reproducen el poder en otros estadios, más no en otros modelos de producción. Ubiquémonos entonces en el 24 de Mayo de 1822.

Aquí tenemos otro ejemplo claro de la reivindicación de la clase centro y que a la postre tomó el poder del país. Se eleva una clase mestiza cansada del dominio español y luego de una lucha de décadas logra culminar, al mando de Bolívar, una batalla que al final destroza a la invasión española.

Esta lucha se protagonizó con una alianza entre negros, indígenas, montubios y otras razas. Por supuesto, al final fueron los mestizos quienes se alzaron al poder y las explotaciones continuaron. Nótese que parcialmente la esclavitud concluyó en el gobierno de Urbina, mucho tiempo después de la Batalla de Pichincha.

En general, estos ejemplos solo demuestran que iniciativas de derrocar a la oligarquía no son nuevas. El problema es que se encumbra en otro poder. Por supuesto, las condiciones siempre son para bien, pues la lucha de clases logra mejores condiciones de vida para la ciudadanía.

El problema y la tesis que quiero presentar en este artículo es que no necesariamente estos cambios coyunturales no representan un cambio de época. Sin embargo, el tema todavía está en ciernes, pues como lo mencioné antes, no se puede analizar el tema del socialismo bajo la barra de Marx. Entonces, el debate surge cuando en realidad no hay una clara percepción para conocer si en realidad existe o no dicho cambio de estructura.

Volvemos así donde comenzamos. El problema pasa en el ámbito académico. Se tiene que figurar una epistemología clara sobre qué es Socialismo de Siglo 21, para saber exactamente en qué proceso histórico nos encontramos.