Comunicación para la masa II
Toda ideología política, sin importar su corriente o su voluntad ante la sociedad, posee en la propaganda uno de sus principales soldados. Es pues base del discurso el construir el símbolo de unidad y el forjar un enemigo único, estos dos como ejes universales de lo que se entiende como propaganda.
Tomemos por ejemplo la Segunda Guerra Mundial. Goebbels sabía que la forma de evitar que el pueblo dudará de la divinidad de Hitler era creando desvíos de atención y los judíos fueron la carnada adecuada.
Es así que cualquier problema que se construía entorno al régimen Nazi se lo desviaba al odio a los judíos. Esa es la idea de la construcción de un enemigo frente a la raza superior que en este caso es el sentido de nosotros, frente a ellos.
En este nuevo ensayo sobre comunicación, profundizaremos los esquemas de Goebbels, un maestro de la propaganda, que aunque no inventó ninguno de los preceptos, si los utilizó de una manera magistral.
Vimos los dos pilares que construyó, que es el sentido de nosotros y de ellos. Esta táctica maestra se debe acompañar de una interpretación de la masa, que para efectos de la enseñanza funcionalista, es de carácter simple. Los mensajes simples y directos servirán mucho más que explicaciones epistemológicas, complicadas o aburridas. No es lo mismo decir “vota por A” que señalar “Vota por A porque el construirá una nueva correlaciones de poder”. Ante la segunda premisa, la respuesta del mensaje simple es “Vota por A que reducirá la pobreza”, por ejemplo…
Si acogemos la premisa de Goebbels no solo entendemos a la gente como seres que receptan mensajes simples, sino que también son estúpidas. Por eso, las ideas mientras menos sean, son mejores. Nada complejo para la gente, nada de información que ponga en juego la destreza de la gente. Por eso los mensajes simples son los más convenientes. “Caleta, camello y empleo”, por ejemplo llega más a la gente.
Acompañado del target (ellos y nosotros) y del contenido (lo simple), es momento de especificar en el medio. El medio tiene que ser explotado cuando sea en provecho de la persona y siempre buscar que sea globalizado y por el contrario, la intención será de desacreditar al que tenga comentarios en contra del régimen. Estos comentarios no son solamente en contra de los argumentos de la persona, sino y sobre todo de los problemas físicos, de su calidad ética o personales que podría tener. El medio aquí la entendemos como el actor político que lleva el mensaje.
Finalmente, para englobar esto, se debe convencer a la gente, que su posición no es individual. Por el contrario, está en sintonía con miles, tal vez millones de personas que son tan inteligentes y están en el camino correcto, esto además de seguridad, creará una suerte de fidelidad a la persona o al proyecto político que se quiera promover.
Como vimos, la propaganda negra de Goebbels tiene varios parámetros que coinciden hasta la actualidad, miremos a donde miremos. En un tercer ensayo rescataremos al ciudadano, tomando premisas de anteriores ensayos y resaltando al ciudadano como una masa crítica, capaz de escoger los mensajes y decidir a pesar de la difusión, a veces en una suerte de barroquismo.