Apuntes sobre José Saramago

25.08.2013 15:43

 “El nombre que tenemos sustituye lo que somos: no sabemos nada del otro”, José Saramago.

Tal vez uno de los puntales que tiene este escritor es su hibridismo entre el mundo del criticismo y del estrellato. José Saramago es conocido por grandes y por chicos, desde las mentes consideradas como más intelectuales, hasta los que inician sus pasos en el mundo de las letras.

Saramago cumple con su misión social al diagnosticar a un mundo banal perdido en la cotidianidad, mientras el poder sigue engordándose. Los pocos sujetos que deciden contraponer el sistema son censurados, aislados o absorbidos.

Miremos el caso del Ensayo sobre la Ceguera, La Caverna, el Evangelio Según Jesucristo o Caín. En estos cuatro libros el personaje principal, lo es en tanto sale del sistema y se niega a aceptar lo que está regido en los parámetros e incluso paradigmas.

En el caso de Ensayo sobre la Ceguera, es el único libro en el cual el protagonista es reivindicado, aunque su muerte acontece en la secuela del Ensayo sobre la Lucidez.

Un segundo parámetro por dónde entender a Saramago es su increíble capacidad de hacernos reaccionar ante situaciones que en principio parecen mecánicas, pero que con un poco de reflexión, resulta en todo un misticismo. Los ciegos tendrán problemas (y la descripción es lo que sobre sale)  en hacer las tareas más simples y el nivel de dramatismo es casi caótico, casi destroza los sentidos del lector al advertir estas realidades crudas. La reivindicación del ser humano en Saramago no es nada alentadora y al contrario, destacan en los seres esa repugnancia que constantemente tratamos de tapar.

Por supuesto, una tercera característica de Saramago es su "fobia" al cristianismo. Mira los preceptos de la Biblia como erróneos. En el Evangelio según Jesucristo, miramos a un Cristo engañado por Jehová, el mismo que mata a su hijo entre otras circunstancias para reproducir el modelo del bien y el mal, tan necesario para lo que considera el autor, es una existencia forjada por la sociedad.

En Caín es todavía más agresivo frente a esta temática y reitera constantemente su rechazo a la destrucción de Sodoma y Gomorra, pues considera que niños inocentes murieron carbonizados en este contexto. Por eso, Saramago a través de Caín intenta reivindicar nuevamente al ser humano, pero en esta ocasión lo hace convirtiendo a Caín en un asesino, pero en un “asesino salvador” y no tanto de Abel, sino de otros personajes de la Biblia que reproducen y serán símbolos de lo que es el cristianismo.

Volvamos a la primera premisa de este ensayo y con estas variantes concluyamos que esa apertura de Saramago obedece a su lenguaje absorbente y bastante digerible. Saramago no tapa nada y si algo está confuso, el mismo sale de los lineamientos de la novela para explicar su punto de vista.

Pero esos lineamientos son por demás fuertes y muy seductores para aquel que quiera tener más argumentos para combatir contra el sistema propuesto. Saramago es así un firme seguidor de las teorías nihilistas y el novelista nicheniano que mejor ha sabido transmitir la ideología que propone al común de las personas. Más allá de si gustan o no en su forma de pensar, nadie discutirá que su narración cumple todos los parámetros necesarios para ser considerado uno de los mejores novelistas de todas las épocas.